Es la primera vez desde que llegue a este mundo en el que experimento el pánico de perder la vida en un segundo.
Aun me cuesta respirar, pero el instinto de supervivencia en muy fuerte en mí como para resignarme y dejar que todo pase.
Escucho los gritos agonizantes de las personas que tuvieron la mala suerte de quedar atrapados en los destructivos brazos de la naturaleza.
La sangre resbala por un costado de mi cabeza y me obliga a limpiarme con el dorso de la mano sin desperdiciar un solo segundo en dicha tarea.
Mis piernas cobran vida propia guiándome a través de los escombros y cuerpos inertes y me exigen luchar. Luchar con la esperanza en una mano.
Otra explosión. Es extraño, pero esta y apenas se escuchó.
¡Mierda! Esta oscureciendo…
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